Roberto Sánchez, Sandro, recibió un reconocimiento, en honor a su extensa carrera y a la recuperación de su salud tras la complicada operación de pulmones a que fue sometido en los últimos meses de 2005.
Sandro fue galardonado con la “Mención Senador Domingo Faustino Sarmiento” en el Congreso de la Nación, en reconocimiento a sus cuarenta años de trayectoria en la música.
“La palabra gracias no basta”, dijo Roberto Sánchez para compensar, de alguna manera, el tributo en su honor en el Salón Azul del Palacio Legislativo en una ceremonia de la que participó gente de la cultura y el espectáculo y también sus fanáticas seguidoras a las que el propio cantante apoda sus “nenas”.
Así como en sus conciertos convoca un ecléctico público, en la primera fila de su homenaje estuvieron desde Mirtha Legrand y Karina Rabolini hasta Pacho O'Donnell. Y hubo múltiples adhesiones de amigos que no pudieron estar físicamente pero sí a través de misivas, como es el caso de Julio Bocca, actualmente de gira por España.
El acto comenzó con el Himno Nacional Argentino a cargo de la Banda Militar Ituzaingó —con dirección del mayor Jaime Guzmán—, y Sandro entonando cada estrofa de la canción patria con su mano derecha sobre el corazón.
El vicepresidente de la Nación Daniel Scioli fue el encargado de la alocución inicial. “Querido Roberto, muchas gracias por estar aquí en un día muy especial para todos nosotros”, dijo, en un Salón Azul en el que, resaltó, “están representados todos los partidos políticos y todas las provincias argentinas y tus amigos y tu familia para expresarte el reconocimiento que va más allá de la trayectoria de un artista y va dirigido a un gran hombre”.
“Estamos reconociendo valores que tienen que ver con tu coraje y tu lucha”, señaló Scioli, quien además de declararse seguidor fanático de “El Gitano”, destacó que el homenaje se lleva a cabo en un “momento particular de la Argentina, en el que se necesita valorizar los testimonios de vida”.
Interrumpido por los aplausos de una concurrencia que celebró el buen estado de salud de Sandro tras su delicada afección respiratoria, Scioli tuvo que esperar a que termine la ovación hacia el artista para continuar su discurso. “Hoy estamos ante un caso excepcional. Estamos homenajeando a Roberto Sánchez, Sandro”, dijo.
“A un emprendedor de la vida que a partir de su coherencia, de su sencillez, de su humildad, conquistó millones de corazones; un emprendedor de la vida que comenzó con sus sueños en Valentín Alsina para llegar a ser “Sandro de América” para orgullo de todos los argentinos”, indicó el responsable del Senado.
“Este premio es otorgado por tus cuarenta años de trayectoria, por tu aporte al desarrollo de la cultura popular, por tu defensa de los valores de la amistad y del barrio, por tu vocación permanente de difundir el cine y nuestra música y por seguir siendo el Roberto de siempre”, expresó Scioli.
Con los acordes de “Quiero llenarme de ti” a cargo de la misma Banda Militar que había interpretado el himno, y tras unas breves palabras a cargo de la jefa de prensa de Sandro Nora Lafont, se entregó a Sandro el diploma de honor “Mención Senador Domingo Faustino Sarmiento”.
Y ahí mismo vinieron las emotivas palabras de Sandro en respuesta a un reconocimiento que fue creado para honrar a figuras que hayan realizado un aporte al quehacer cultural, deportivo o de la actividad profesional y académica y que ya recibieron Roberto Fontanarrosa, Diego Armando Maradona y Mercedes Sosa.
“Es muy difícil construir un pensamiento en estos momentos tan importantes. Quizá en lo afectivo el más importante. Tuve el don de Dios que me llevó por toda América y he recibido infinidad de premios; sería falso ocultarlo y sería falsa modestia. Pero ver esta pléyade de estrellas esta nocheÉ Se me hace difícil nombrar quién esta”, dijo Sandro, antes de empezar una enumeración de figuras presentes para la salutación como “la Reina Madre” Mirtha Legrand, Norma Aleandro, su “padrino” Pipo Mancera, su “fan numero uno” Tete Coustarot, un “amigazo” como Jairo, sus parteneires en el cine Soledad Silveyra y Marcela López Rey y “una muchacha” que, según bromeó, cuando la vio debutar “todavía no afinaba muy bien”: Susana Rinaldi.
Sandro destacó que “la palabra gracias no basta” ante tamaño reconocimiento. “Yo no nací, a mi me trajo una bandada de gorriones y me depositaron en el vientre de mi madre. Después sucedieron muchas cosas; mi padre fue el primero que me ayudó porque yo era la oveja negra de la familia. Yo trabajaba todas la mañanas con el viejo, vendíamos vinos a domicilio, hoy sería un “delivery-wine”. Ahí descubrí que tenía cierta capacidad vocal porque tenía que gritar desde la puerta para que me escuchen desde el fondo”, dijo, con su típico buen humor.
“Un día se rompió un disco en un festival, yo hacia “fono-mímica”. Salí cantando y bailé con las chicas más lindas y dije 'ésta es la mía'”, rememoró, jocoso. Y, ya con seriedad, agradeció a Potín Domínguez y a Nicolás Mancera —a quien apoda su “padrino”—, por haberle sugerido alguna vez que se quitara el saco para cantar. “Ahí comenzó una carrera vertiginosa que me llevó hasta estos momentos”, dijo.
Sandro terminó su discurso agradeciendo a su actual compañera y tuvo una especial dedicatoria para sus padres. A ellos ubicó, imaginariamente, en las dos sillas que intencionalmente dejó vacías en el escenario. “¿Vieron viejos hasta donde llegó el nene?”, inquirió, a modo de tributo a quienes le dieron la vida y fueron los primeros impulsores de su arte (Reporter).
El Diario de la República
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