Sandro sorprendió a todos y se casó ante la ley y frente a un sacerdote

Misterio y sorpresa. Estas son las dos características que definen el mundo privado de uno de los pocos mitos vivientes de espectáculo en la Argentina. Ayer por la tarde, en su mansión de Banfield, Sandro se casó “ante Dios” con Olga Garaventa. Familiares y amigos –entre ellos, Raúl Porchetto, José Angel Trelles, Gian Franco Pagliaro y los músicos que acompañaron al cantante en sus espectáculos–, participaron de la emotiva ceremonia que ofició el cura Osvaldo Brown. También, y para sorpresa de muchos, estuvo la hija de quien fuera pareja del Gitano durante casi quince años, María Elena. Finalizado el acto religioso, todos compartieron el asado preparado por dos parrilleros, y el catering que, por las dudas, esa misma mañana Olga había encargado por teléfono a la confitería Las Vegas, de Banfield.

Boda secreta. A pesar de la llovizna, desde temprano muchas de las “chicas” –como el cantante llama a sus ya sexagenarias admiradoras– se instalaron en el murallón de la mansión que, literalmente, siempre separó el Sandro público del privado. El mismo que, sumado a la discreción de su círculo íntimo, permitió que el viernes 13, pasadas las dos de la tarde, pudiera ingresar sin sobresaltos Margarita Giménez, titular del Registro Civil de Lomas de Zamora, ante quien Sandro dio el “Sí” legal por primera vez en su vida. Los testigos fueron cuatro: los hijos de Olga, Pablo y Manuela; su consuegra Alicia Cuello y un incondicional del cantante, Roberto Sanz.

Dicen que la ceremonia fue, acorde con el estilo de Sandro, sencilla y muy emotiva, y el lunch posterior, simple: empanadas y sandwiches seguidos de un brindis del que el Gitano sólo participó levantando su copa pero sin beber porque el alcohol está contraindicado por su médico. Clásico al vestir, descartó la corbata pero sí llevó un blazer azul y pantalón gris; Olga, un tailleur rosa viejo.


Esa mujer. La ahora flamante esposa es Olga Garaventa, la mujer que desde hace dos años comparte su vida y a quien conociera cuando ella se desempeñaba como secretaria privada del empresario teatral Aldo Aresi, hoy socio, por ejemplo, de Miguel Angel Cherutti. Con ella apareció por primera vez en público y la reconoció como su “compañera”, el 14 de agosto de 2006, cuando en reconocimiento a su trayectoria le entregaron la Mención de Honor senador Domingo Faustino Sarmiento en el salón Azul del Congreso Nacional.

Luego, se mostró nuevamente con ella en octubre, cuando presentó su disco de poemas Secretamente palabras de amor (Para escuchar en penumbras) en la Biblioteca Nacional.