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domingo, 25 de mayo de 2008

Sandro, un ídolo que no se rinde .Diario La Razón de Bolivia

Roberto Sánchez en el escenario de la vida.



Un repaso por la vida del hombre y del artista. El gran “Sandro de América” y del mundo. El imbatible Roberto Sánchez Ocampo. El “Gitano”, el “Ídolo”, el “Maestro”.
Abdel Padilla Vargas • Fotos: AFP, Atodosandro.com.ar, Gabriel Defazio

Puede decirse que con Roberto Sánchez Ocampo el principio de compensación, con el que al final la vida mide irremediablemente las acciones de las personas, se ha aplicado de manera rigurosa. Haberle dotado, por un lado, de facultades extraordinarias, casi míticas, sobre el escenario, y haberle privado, luego, de gran parte de su capacidad de respirar y con ella limitado dichas facultades, lo demuestra.

Inteligente, como es, a sus 62 años él ha asumido ambos desafíos con madurez. Lo hace consciente de que una cosa tiene ineludiblemente que ver con la otra. No entenderlo así es casi como negar que Roberto Sánchez y Sandro es uno solo.

Sandro es el artista, el “ídolo”, el “maestro”, el “gitano”... Sandro es “Sandro de América” y del mundo. Roberto es el hombre, hijo único y primogénito, forjado a base de esfuerzo y bajo el canon de principios en los que el respeto, la persistencia y la palabra empeñada se hacen prácticas diarias y modelos de vida.

“De chico era exactamente igual que ahora: con determinaciones firmes y serenas, un poco loco como buen artista de rock and roll, con mucha garra y fuerza, con mucha responsabilidad hacia el público. Eso sí, siempre cumplía su palabra. Sobre el escenario, un caballero”.

Lo dice alguien que lo conoce por más de 40 años, que ha compartido por igual con Sandro que con Roberto, alguien que conoce de cerca los efectos adversos de la enfermedad, que han limitado al artista y han debilitado al hombre —hace más de 10 años que le confirmaron que tiene enfisema pulmonar, debido a los más de 20 cigarrillos que pitea por décadas—: el entrañable amigo Miguel Lito Vázquez.

Se conocieron —según relata éste último a La Razón— mientras el padre de Roberto repartía vino en el barrio. Los dos compartían el gusto por tocar una guitarra y el sueño de conformar algún día un grupo musical.

Pero Lito Vázquez es, ante todo, privilegiado testigo de los dos momentos que cambiaron la vida de Roberto y crearon a Sandro.

Con el sino de la estrella

Cuando Lito y Roberto terminaron la primaria, y éste último tenía 13 años, la escuela donde estudiaban, República del Brasil, organizó un acto escolar para celebrar alguna fecha patria, y en el que ambos decidieron hacer una parodia de una actuación de Elvis Presley en un programa de televisión, como se menciona en la biografía del artista publicada en el portal atodosandro.com.ar y confirma Lito Vázquez.

Él se disfrazó de una conocida entrevistadora y Roberto de Elvis. Para ello recurrió a ropas prestadas, un jopo levantado a fuerza de fijador y patillas pintadas con corcho. Luego de la entrevista, realizada en un enrevesado inglés, el imitador de Elvis hizo la fonomímica de una de las canciones del Rey, con gran aceptación del público. Ya en su segunda intervención, el disco se rompió y Roberto tuvo que cantar a capella, sorprendiendo y llevándose todos los aplausos de los presentes.

El siguiente paso fue aprender a tocar guitarra. En ello colaboró —según el mencionado portal— Enrique Irigoytía, otro amigo del barrio, con quien luego formaron varios conjuntos, entre ellos Los Caribes, Trío Azul, Los Caniche de Oklahoma y finalmente Los de Fuego, cuyos miembros eran Enrique Irigoytía, Lito Vázquez, Héctor Centurión, Armando Luján y Roberto Sánchez. En el grupo, Roberto no era el cantante, sino la primera guitarrra, porque según él “era el que menos mal la tocaba”.

El conjunto se presentó en varios lugares con relativo éxito y mayor o menor aceptación, hasta que consiguieron que el representante artístico Mario Naon, que por entonces representaba al exitoso grupo Jakie y los Ciclones, los escuchara en un baile en el Club Bomberos de Avellaneda.

Allí sucedió un segundo evento sin el cual no es posible concebir la carrera del artista. Por casualidad o producto del destino, el cantante Héctor Centurión se quedó sin voz. A ello se sumó el accidente de otro de los integrantes que rompió las cuerdas de su guitarra, por lo que Roberto debió prestarle la suya y tomar el lugar de Centurión y cantar. Como ya sus amigos adivinaban, Roberto no sólo cantó, sino que “hizo todo lo que después lo haría famoso: bailar, moverse y tirarse por el suelo al ritmo del rock. La gente deliraba, al grado que el empresario del club exigió que abandonaran el escenario”, sigue el portal dedicado al ídolo argentino.

Nace Sandro

Luego de la presentación, Naon se quedó como manager del grupo, al que hizo algunos cambios: Roberto sería la primera voz y su nuevo nombre sería Sandro, aquel que su madre había elegido al nacer y que el Registro Civil no permitió. También cambió el nombre del grupo, que en adelante se llamaría Sandro y Los de Fuego.

“Naon —se relata en la página electrónica— consiguió varias presentaciones por semana y una prueba en una empresa grabadora, que los rechazó tan sólo con verlos, la CBS. En Odeón les fue peor, les preguntaron si no tenían un repertorio más comercial”.

Merced a la insistencia de Sandro y algún “truco” que debió sacar de la manga, la CBS finalmente escuchó su voz y decidió contratarlo, pero sólo a él.

De esta manera editó su primer disco simple, con las canciones ¿A esto le llamas amor? y Eres el demonio disfrazado, que vendió poco o casi nada. Al poco tiempo se editó otro simple no con mejor suerte, hasta que fue el propio Sandro quien logró que convocaran a su antiguo grupo para grabar con ellos Hay mucha agitación, el primer gran éxito del conjunto rockero.

A la par, intervinieron en prestigiosos programas en la televisión, como “Sábados Circulares”, de Pipo Mancera, donde no pasó desapercibido el “cantante sexy, vestido con cuero negro, que meneaba la pelvis y terminaba cantando tirándose por el suelo”.

Presionado por algunas ligas de madres, el canal suspendió a Sandro y su conjunto por sus “movimientos obscenos y pornográficos”. Mancera se puso firme y amenazó: “Si sacan al chico, levanto el programa”, y así fue como Sandro y Los de Fuego volvieron a la pantalla chica.

El grupo se mantuvo durante tres años , grabando dos LP, hasta que Sandro, que ya estaba asociado con su nuevo representante, Óscar Anderle, decidió separarse para probar con otro grupo del que formaban parte Bernardo Baraj y Adalberto Cevasco: “Black Combo”, así llamado en homenaje al guitarrista de Elvis, Bill Black.

Fue por estos años que Sandro, junto con “Pajarito” Zaguri y el “Gordo” Martínez, creó “La Cueva”, “un mítico local de rock en la avenida Pueyrredón y Juncal, donde día a día iban a tocar los que luego serían los más importantes músicos del rock argentino: Moris, Pappo, Miguel Abuelo, Litto Nebia y otros tantos.

“La cueva la hicimos nosotros con el \'gordo\' Martínez, con nuestras manos, empapelando todo con los papeles de la tintorería de la abuela del \'gordo\'. Ésa es la realidad, aunque después muchos seudos periodistas rockeros la negaban, y decían que yo iba por ahí muy de vez en cuando o que sólo iba a guardar mis instrumentos. Si La Cueva era mía. Yo tengo fotos ahí en la puerta que dice \'La Cueva de Sandro\'”, recordó el “Gitano” el año pasado en una entrevista concedida al programa radial A todo Sandro, pionero en el formato de homenaje al “Ídolo”.

“Fuimos los primeros, pero no somos los únicos, ahora hay varios de esos programas”, dice Gabriel Defazio, conductor y uno de los creadores de A todo Sandro, y, cómo no, fanático incondicional de Sandro, a pesar de sus cortos 35 años. “Actualmente, hay mucha gente joven que escucha a Sandro, lo que pasa es que su música siempre estará vigente”, dice.

Momentos para no olvidar

A decir de Mabel Armentía, seguidora e historiadora argentina de la vida de Sandro, son varios los momentos en los que el artista tocó la gloria, aunque vale la pena destacar su actuación en el Madison Square Garden de Nueva York, el 11 de abril de 1970. Ese día fue muy especial porque fue la primera vez que actuaba un cantante latino y era la primera vez que se transmitía un show musical vía satélite.

Armentía también destaca la ocasión en que el “Gran Sandro” llevó adelante el maratónico desafío de realizar 40 funciones continuas, hazaña que logró entre octubre de 1998 y febrero de 1999, con 3.500 personas por función. “Es un récord que ni él mismo va a superar”, sentencia Armentía.

Es probable que el LP más vendido fue “Sandro de América”, donde está incluido su éxito Rosa Rosa. Aunque la historiadora aclara que el LP “Mi amigo, el puma” vendió 1,5 millones de discos, en 1973, lo que le valió uno de los siete discos de oro que recibió.

Hay muchos expertos en Sandro, pero muy pocos en Roberto Sánchez, quizás su esposa, Olga Garavano, con quien se casó el año pasado y a quien llama “la mujer que me cuida y me mima”,

Tal el secreto del hombre y del artista: ser siempre Roberto y Sandro en el escenario de la vida.

En colegio fue un alumno regular que destacó en la clase de poesía.

En sus inicios sólo tocaba la guitarra, aún no cantaba.

Un día el cantante quedó afónico y Roberto tuvo que suplirlo.

Ganó el Festival de la Canción por un voto sobre Daniel Toro.

Tiene el récord de actuar en 40 funciones continuas en cinco meses.

En su juventud fumaba hasta 20 cigarrillos diarios.

Discos

1965 - 69: Sandro y Los de Fuego (65), Al calor de Sandro y Los de Fuego (65), El sorprendente mundo de Sandro (66), Alma y Fuego (66), Beat Latino (67), Quiero llenarme de ti (68), Una muchacha y una guitarra (68), La magia de Sandro (69), Sandro de América (69), Sandro (69).

1970-79: Muchacho (70); Sandro espectacular (71); Te espero (72); Sandro; (73); Sandro, siempre Sandro (74); Tú me enloqueces (75); Sandro, un ídolo (77); Querer como Dios manda (78).

1980-89: Sandro (81), Vengo a ocupar mi lugar (84), Sandro (86), Sandro 88 (88).

1990-99: Volviendo a casa (90), Con gusto a mujer (92), Clásico (94), Historia viva (96).

2000-2007: Para mamá (2001); Sandro (2002); Mi vida, mi música (2003); Amor gitano (2004); Sandro en vivo (2005); Secretamente, palabras de amor (2006).

Biografía

Roberto Sánchez Ocampo, el primer y único hijo de Vicente Sánchez e Irma Nydia Ocampo, nació a las tres de la mañana del 19 de agosto de 1945, en la Maternidad Sardá, de Parque Patricios. La balanza marcó 1.800 kilogramos, por lo que requirió de una incubadora, aunque poco después fuera un sano y robusto muchachito que correteaba por las calles de Valentín Alsina.

Se dice que aprendió a leer y a escribir muy tempranamente, virtud que le ayudó a ingresar directamente a segundo grado de la escuela República del Brasil. De inicio destacó en poesía y dibujo, mas no en matemáticas. Paradójicamente, una de las clases de la que huía frecuentemente era música.

Luego ingresó al Colegio Nacional Mariano Moreno, donde fue un estudiante regular.

Un incidente aislado de disciplina le obligó a dejar este recinto educativo, dedicándose desde entonces a varias actividades laborales para ayudar a las finanzas familiares.

Desde niño demostró su afición por el rock y en particular por Elvis Presley. Gracias a esta aptitud fue fundador y miembro de varios grupos musicales.

En octubre de 1967, ya como solista, participó del Primer Festival Buenos Aires de la Canción. Ante la sorpresa de muchos, que aún lo consideraban un hombre de rock, interpretó una balada que no pudo ensayar debido a una huelga de los músicos: Quiero llenarme de ti; tema con el que ganó por un voto sobre Daniel Toro. Desde entonces, su carrera tomó una vía ascendente. En 1969 protagonizó, con total éxito, su primera película Quiero llenarme de ti. A ella le siguió La vida continúa, con similar resultado. Su música y sus películas se convirtieron rápidamente en éxitos no sólo en Argentina, sino también en varios países de América: Venezuela, Puerto Rico, Santo Domingo, Costa Rica, Ecuador, México e incluso Estados Unidos. El mundo estaba a punto de conocer a “Sandro de América”.

Con información de atodosandro.com.ar

Entrevista

En ocasión del aniversario número 350 del programa radial A todo Sandro, a las 14.50 horas del sábado 23 de junio de 2007, Sandro se comunicó con los conductores, y por su intermedio con todo Buenos Aires. Fue una de las últimas entrevistas públicas prolongadas que concedió el “ídolo”, y de la cual reproducimos algunas partes sobresalientes.



Sandro: Levanto mi copa de agua con ustedes, porque ahora tengo un régimen alimenticio especial, no puedo tomar alcohol, no puedo comer sal, no puedo comer nada... Saben que uno de mis pocos placeres es la mesa, sentarme y comer comidas étnicas, japonesas y chinas y todo ese tipo de cosas, pero todo eso lleva salsa de soya y si vos estás con este problema y te querés suicidar, te tomás una cucharada de salsa de soya y te morís.

Conductores: Recién comentábamos que Arjona vino a la Argentina para grabar un tema con usted, ¿qué hay de cierto en eso?

Sandro: Ya lo grabé... Grabamos un tema muy viejo de él, y bueno yo traté de hacer lo que pude, porque yo todavía, como ustedes saben, tengo que recuperar parte de mis cuerdas vocales.

Conductores: ¿Alguna vez compartió escenario con Raphael?

Sandro: No, jamás... Bueno chicos, los voy a dejar, los llamé para saludarlos por estos 350 programas y para agradecer profundamente todo lo que ustedes hacen sencillamente por este hombre, que ha hecho de la canción un oficio, una profesión, y ustedes se encargan de mantenerla viva.

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