Sandro en la eternidad
Agencia Efe y redacción El País
Simpatizantes del cantante argentino se acercan a la puerta del Hospital Italiano en la ciudad de Mendoza para darle el último adiós. Efe / El PaísEl cantante argentino Sandro no logró sobrevivir a un trasplante coronario y de pulmones. Deja sus éxitos. "Yo quiero que me lloren cuando me vaya a la eternidad, quiero que me recuerden con la misma felicidad”. Así lo cantó hace más de 40 años Sandro, el cantante fallecido ayer y quien se consagró como el ‘Elvis Presley’ argentino gracias a sus movimientos pélvicos y a centenares de temas que hicieron delirar a sus “nenas”. El popular cantante, conocido como Sandro de América y cuyo verdadero nombre es Roberto Sánchez, se fue a la eternidad a los 64 años, luego de recibir un doble trasplante de pulmones y corazón el pasado 2o de noviembre. Sandro fue el primer artista de Latinoamérica en llenar el Madison Square Garden de Nueva York y mantuvo el fervor de sus seguidoras pese a que desde hacía tiempo no lanzaba discos ni ofrecía recitales. El autor de temas con letras muy apasionadas como ‘Penas’, ‘Penumbras’, ‘El Maniquí’ o ‘Rosa, rosa’, que también participó de una docena de películas, nació el 19 de agosto de 1945 en Buenos Aires, pero años más tarde se mudó a la periferia de la capital argentina, donde vivió hasta marzo pasado, cuando fue ingresado en una clínica porteña a raíz del enfisema pulmonar que padecía desde hacía años. La primera vez que el ‘Gitano’ irrumpió en un escenario fue a los 13 años, durante una actuación en el colegio en la que se puso en la piel del ‘Rey del Rock’, Elvis Presley, a quien imitó durante su carrera con sus clásicos movimientos y bailes, que escandalizaron a sectores conservadores de los años 60. De hecho, su primera aparición en televisión terminó con protestas de personas que no veían con buenos ojos sus movimientos “obscenos”, al punto que los realizadores evitaban los primeros planos para no mostrar su frenético e insinuante ritmo. Durante su adolescencia, Sandro se interesó por la música, aprendió a tocar la guitarra y participó en conjuntos de música pop, como Los Caribes o Los caniches de Oklahoma, con éxito desigual, hasta que llegó a ‘Los de Fuego’, el grupo con el que logró tal popularidad que llegó a la pantalla chica y pasó a ser conocido como ‘Sandro y Los de Fuego’. En la década de los 60 transitó así una carrera ascendente que lo llevó a ganar el Primer Festival de Buenos Aires de la Canción con el tema ‘Quiero llenarme de ti’ (1967) y a saltar a la pantalla grande con su primera película, con el mismo nombre (1969), a la que seguirían ‘La vida continúa’ y ‘Gitano’, entre otras. Convertido ya en una figura de la canción en Argentina, sus temas se colocaron en las listas de éxitos de otros países de América Latina, incluida Colombia, y en especial Cali, donde la juventud deliraba viéndolo cantar ‘Tengo’, ‘Una muchacha y una guitarra’, ‘Se te nota’, ‘Así’ y ‘Señor Cochero’. Y en Estados Unidos, colmó el Madison Square Garden en 1970. En 1982, Sandro protagonizó su primera novela, ‘Fue sin querer’, en un canal de Puerto Rico, y al regresar a Argentina condujo durante unos meses el programa musical ‘Querido Sandro’ que, sin embargo, no tuvo el éxito esperado, pese al frenesí que despertaba. Generaciones de abuelas, madres e hijas eran sus “nenas” tal como él llamaba a sus fanáticas, que cada día de su cumpleaños se agolpaban en la puerta de su casa para saludarlo y obtener una foto con su ídolo, al que llegaban a regalarle sus atuendos más íntimos. Pero su enfermedad, desatada a finales de los 90 a causa del tabaco, hizo que las fanáticas pasaran de arrojarle flores, poemas y bragas en cada recital, a realizar cadenas de oración por su recuperación. El enfisema pulmonar comenzó así a hacerse sentir en la vida de Sandro, que en 2001 llegó a precisar asistencia de oxígeno durante una actuación y en 2005 se sometió a una delicada operación, de la que logró recuperarse pese a que, desde entonces, fueron muchas sus entradas y salidas de los hospitales. El delicado estado del cantante no impidió que en 2001 contrajera matrimonio en su casa de la localidad de Banfield con Olga Garaventa, luego de divorciarse Maria Elena Fresta, con quien estuvo casado durante 15 años. El autor de ‘Dame fuego’, que grabó con el rockero Charly García y a quien el venezolano José Luis ‘El Puma’ Rodríguez le dedicó este año un disco tributo a él, presentó en 2006 su última producción, ‘Secretamente palabras de amor’, el número 38 de su carrera, por el que recibió una placa de platino. Hace un año Sandro volvió a acaparar la atención cuando se supo que requería un doble trasplante de pulmón y corazón para desprenderse de los tubos de oxígeno, tal como él mismo había admitido. En 2009, el cantante había sorteado un gran escollo al salir con éxito de una operación para sanar una infección, pero su salud siguió debilitándose. El pasado 20 de noviembre se le practicó finalmente el doble trasplante en el Hospital Italiano de la provincia de Mendoza, pero su estado continuó agravándose hasta que ayer su voz se apagó para siempre. Desde la eternidad, Sandro debe estar cantando muy animado: ‘Hey, al final, la vida sigue igual”. En pocas palabras “Yo soy el culpable de las condiciones en las que estoy. Yo me lo merezco, yo me lo busqué. Yo agarré ese maldito cigarrillo”. "Estoy discapacitado, porque no me puedo mover. Mi vida es mi cama, mi puesto es en el comedor para leer el diario y de ahí no me muevo”. Sandro, dijo el cantante en enero del 2009.
Simpatizantes del cantante argentino se acercan a la puerta del Hospital Italiano en la ciudad de Mendoza para darle el último adiós. Efe / El PaísEl cantante argentino Sandro no logró sobrevivir a un trasplante coronario y de pulmones. Deja sus éxitos. "Yo quiero que me lloren cuando me vaya a la eternidad, quiero que me recuerden con la misma felicidad”. Así lo cantó hace más de 40 años Sandro, el cantante fallecido ayer y quien se consagró como el ‘Elvis Presley’ argentino gracias a sus movimientos pélvicos y a centenares de temas que hicieron delirar a sus “nenas”. El popular cantante, conocido como Sandro de América y cuyo verdadero nombre es Roberto Sánchez, se fue a la eternidad a los 64 años, luego de recibir un doble trasplante de pulmones y corazón el pasado 2o de noviembre. Sandro fue el primer artista de Latinoamérica en llenar el Madison Square Garden de Nueva York y mantuvo el fervor de sus seguidoras pese a que desde hacía tiempo no lanzaba discos ni ofrecía recitales. El autor de temas con letras muy apasionadas como ‘Penas’, ‘Penumbras’, ‘El Maniquí’ o ‘Rosa, rosa’, que también participó de una docena de películas, nació el 19 de agosto de 1945 en Buenos Aires, pero años más tarde se mudó a la periferia de la capital argentina, donde vivió hasta marzo pasado, cuando fue ingresado en una clínica porteña a raíz del enfisema pulmonar que padecía desde hacía años. La primera vez que el ‘Gitano’ irrumpió en un escenario fue a los 13 años, durante una actuación en el colegio en la que se puso en la piel del ‘Rey del Rock’, Elvis Presley, a quien imitó durante su carrera con sus clásicos movimientos y bailes, que escandalizaron a sectores conservadores de los años 60. De hecho, su primera aparición en televisión terminó con protestas de personas que no veían con buenos ojos sus movimientos “obscenos”, al punto que los realizadores evitaban los primeros planos para no mostrar su frenético e insinuante ritmo. Durante su adolescencia, Sandro se interesó por la música, aprendió a tocar la guitarra y participó en conjuntos de música pop, como Los Caribes o Los caniches de Oklahoma, con éxito desigual, hasta que llegó a ‘Los de Fuego’, el grupo con el que logró tal popularidad que llegó a la pantalla chica y pasó a ser conocido como ‘Sandro y Los de Fuego’. En la década de los 60 transitó así una carrera ascendente que lo llevó a ganar el Primer Festival de Buenos Aires de la Canción con el tema ‘Quiero llenarme de ti’ (1967) y a saltar a la pantalla grande con su primera película, con el mismo nombre (1969), a la que seguirían ‘La vida continúa’ y ‘Gitano’, entre otras. Convertido ya en una figura de la canción en Argentina, sus temas se colocaron en las listas de éxitos de otros países de América Latina, incluida Colombia, y en especial Cali, donde la juventud deliraba viéndolo cantar ‘Tengo’, ‘Una muchacha y una guitarra’, ‘Se te nota’, ‘Así’ y ‘Señor Cochero’. Y en Estados Unidos, colmó el Madison Square Garden en 1970. En 1982, Sandro protagonizó su primera novela, ‘Fue sin querer’, en un canal de Puerto Rico, y al regresar a Argentina condujo durante unos meses el programa musical ‘Querido Sandro’ que, sin embargo, no tuvo el éxito esperado, pese al frenesí que despertaba. Generaciones de abuelas, madres e hijas eran sus “nenas” tal como él llamaba a sus fanáticas, que cada día de su cumpleaños se agolpaban en la puerta de su casa para saludarlo y obtener una foto con su ídolo, al que llegaban a regalarle sus atuendos más íntimos. Pero su enfermedad, desatada a finales de los 90 a causa del tabaco, hizo que las fanáticas pasaran de arrojarle flores, poemas y bragas en cada recital, a realizar cadenas de oración por su recuperación. El enfisema pulmonar comenzó así a hacerse sentir en la vida de Sandro, que en 2001 llegó a precisar asistencia de oxígeno durante una actuación y en 2005 se sometió a una delicada operación, de la que logró recuperarse pese a que, desde entonces, fueron muchas sus entradas y salidas de los hospitales. El delicado estado del cantante no impidió que en 2001 contrajera matrimonio en su casa de la localidad de Banfield con Olga Garaventa, luego de divorciarse Maria Elena Fresta, con quien estuvo casado durante 15 años. El autor de ‘Dame fuego’, que grabó con el rockero Charly García y a quien el venezolano José Luis ‘El Puma’ Rodríguez le dedicó este año un disco tributo a él, presentó en 2006 su última producción, ‘Secretamente palabras de amor’, el número 38 de su carrera, por el que recibió una placa de platino. Hace un año Sandro volvió a acaparar la atención cuando se supo que requería un doble trasplante de pulmón y corazón para desprenderse de los tubos de oxígeno, tal como él mismo había admitido. En 2009, el cantante había sorteado un gran escollo al salir con éxito de una operación para sanar una infección, pero su salud siguió debilitándose. El pasado 20 de noviembre se le practicó finalmente el doble trasplante en el Hospital Italiano de la provincia de Mendoza, pero su estado continuó agravándose hasta que ayer su voz se apagó para siempre. Desde la eternidad, Sandro debe estar cantando muy animado: ‘Hey, al final, la vida sigue igual”. En pocas palabras “Yo soy el culpable de las condiciones en las que estoy. Yo me lo merezco, yo me lo busqué. Yo agarré ese maldito cigarrillo”. "Estoy discapacitado, porque no me puedo mover. Mi vida es mi cama, mi puesto es en el comedor para leer el diario y de ahí no me muevo”. Sandro, dijo el cantante en enero del 2009.
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